
Los primeros días del bebé en casa son días muy importantes tanto para la mamá como para el bebé. Son días diferentes en los que, en muchas ocasiones, no acabamos de centrarnos en lo que es realmente importante.
Y es que, entre las visitas, la gestión de la casa, la adaptación a las nuevas rutinas,… Al final las mamás nos sentimos como en una montaña rusa. Nuestros sentimientos están a flor de piel y físicamente podemos estar bien pero emocionalmente, es imposible estarlo.
Todavía recuerdo el primer día que llegué a casa con Alejandro, mi primer hijo que nació en el 2014. No tenía subida de leche, había perdido mucho peso, médicos, visitas… Y toda una serie de hechos que marcaron estos primeros días y que me impidieron disfrutar de lo realmente importante: estar con mi bebé.
Luego, tras hablar con muchas mamás primerizas en las asesorías de lactancia, he podido comprobar que ese sentimiento es generalizado así que, me he propuesto recopilar todas las ideas de las que hemos ido hablando en este post.
¡Espero que te sean de gran ayuda!
Hay decisiones, como por ejemplo, si vas a querer visitas los primeros días, que puedes decidir durante en el embarazo. Y no me quedo en solo decidirlas, sino también en comunicarlas.
Si decides que en el hospital no quieres visitas y que en casa los primeros días tampoco, te ahorrarás mucha energía si, desde el principio, lo comunicas a las personas de tu entorno.
Muchas mamás me dicen que no son capaces de hacerlo por no herir los sentimientos de los demás pero, ¿Y los tuyos? ¿Te has parado a pensar en ellos?
Comunicar las cosas de forma asertiva y hacerlo desde el respeto, desde el amor y la empatía, es posible. Puedes ver este video en el que te explico dos técnicas que te pueden resultar muy útiles.
/vídeo comunicación asertiva/
Practica antes de hablar si no te sientes capaz de hacerlo, pídele a tu pareja o familia que lo haga por ti pero transmitir este tipo de decisiones, te ahorrará malentendidos innecesarios.
Puedes hacer lo mismo con respecto a los regalos, el tipo de crianza que quieres llevar a cabo, si quieres darle pecho, si vais a colechar,…¡Tú decides tu maternidad real!
Y voy a explicarte a lo que me refiero con una frase que estoy cansada de escuchar: “Descansa cuando tu bebé descanse” Y esto es lo mismo que si te digo: Plancha, mientras el bebé plancha.
Tu tiempo de descanso es muy importante pero teniendo en cuenta que, tu bebé ha nacido, pero la vida sigue, no siempre te puedes dormir cuando el bebé duerma.
Así que, en este caso me voy a centrar en la organización de las 24 horas de tu día a día.
Por ejemplo, si cocinamos una mañana para toda la semana, eso significa que el resto de semana no tenemos que cocinar y significa también, que no tendremos que ir al supermercado muchas veces. Además, no hará falta que limpiemos la cocina todos los días.
Sólo con este ejemplo, ya has sacado horas para pasear con tu bebé, leer, dormir,…
Si esto lo trasladas a la limpieza, a la plancha,…Podrás sacar tiempo todos los días para lo que realmente es importante, tú y tu bebé.
Un buen ejercicio que puedes hacer es el siguiente:
Ante todo asume, desde ya, que tienes que ser flexible porque, con un bebé, no todo va a salir al 100% como lo tenías planeado. Puede ser que sí pero, no es lo normal.
Por ejemplo, si has quedado a las 10 con una amiga y te cuesta llegar al sitio 30 minutos, intenta salir 60 minutos antes y así estarás puntual en tu cita. ¿Qué llegas antes? Disfruta de tu soledad con una bebida caliente. Hazle fotos a tu bebé en otro espacio. Lee un rato. ¡Simplemente respira y disfruta!
Si ya tienes el cuenta de las cosas se pueden alterar porque tienes un bebé pequeño, actuarás y reaccionarás mejor ante los imprevistos tomándote las cosas con calma e incluso humor.
Los límites, aplicados en la vida en general, nos ayudan a nivel mental porque nos evitan tener que enfrentarnos a situaciones difíciles o incomodas.
Estas situaciones, nos impiden disfrutar de nuestro día a día. Nos frustran, nos ponen tristes y nos hacen sentir solas.
Te quiero contar un límite que a mí me costó mucho poner y que está muy relacionado con la toma de decisiones. Cuando Alejandro nació, las primeras semanas de lactancia fueron muy duras. Dudaba de mi capacidad de amamantar a cada momento y las frases que me llegaban eran: “no tienes suficiente leche” “dale un biberón”
Llegué a darle biberones, llegué a pensar en tirar la toalla pero antes de eso, pedí ayuda a una asesora que me ayudo. En ese momento, fui capaz de decidir que solo hablaría de lactancia materna con la asesora, matrona o pediatra. ¡Ese fue el límite que salvo mi lactancia!
Y lo siento pero en esta ocasión, no te voy a decir que la limpieza y el orden no importan.
Para mí, mi casa es mi templo. Gran parte de mi esencia y de mi energía forman parte de mi hogar.
Si un día o una temporada, por ejemplo por una mudanza, no fluye la energía bien, no pasa nada. Pero no puede ser algo que se prolongue en el tiempo.
Tu hogar te representa y tiene que aportarte paz, calidez y tranquilidad. Todo lo que a veces, no encuentras fuera. Si no te da tiempo a hacerlo por ti misma, pide ayuda, organízate por espacios, lee sobre Feng Shui,…¡Tu casa es tu templo!
Si te apetece que te cuente mi experiencia con el Feng Shui y lo que supuso para mí, no dudes escribirme y estaré encantada de contártelo.
Conseguir vivir una maternidad real libre de prejuicios y remordimientos es muy difícil.
Y en la gran mayoría de ocasiones, es porque dudamos de nosotras o juzgamos lo de las demás familias.
Si decidimos colechar y hablamos con una mamá que no colecha, ¡Pues perfecto!
Ella ha tomado esa decisión de forma consciente y ha decidido no hacerlo. No hay porque perder energía intentarlo convencerla y además, ella seguramente, no va a agradecer nuestros consejos.
Yo soy una persona que empatiza mucho con los demás y esto a veces, me ha hecho estar en medio de situaciones que me han agotado mentalmente. Si una mamá no sonríe nunca y siempre tiene mala cara, y si, en lugar de pensar que tía más borde, ¿Le invitas a un café o le preguntas como está?
Por supuesto, otra cosa diferente es que te pregunten tu opinión, aquí sí: expláyate y defiende la crianza respetuosa a capa y espada.
Sin duda, los primeros días del bebé en casa, son todo un reto pero piensa que ahora, tu prioridad, es tu nueva vida como madre, es tu bebé.
Disfruta, conecta con la vida y preocúpate de lo realmente importante: Ser feliz y vivir tu propia maternidad real
Si algo de lo que has leído ha resonado contigo, si estás dispuesta a conseguir la maternidad que te mereces, si quieres ser una persona que deje huella como madre pero también como mujer, te invito a conocer el Club Slow Mothers.
¡Me encantaría verte dentro!