
La maternidad consciente parece una cosa de modernas pero, ¡No lo es!
Quiero hablarte de maternidad consciente haciéndote una pregunta: ¿Eres consciente de que te has convertido en madre?
En la gran mayoría de ocasiones, por mucho que hayamos escuchado hablar de niños y de maternidad, nunca sabemos lo que se nos viene encima como madres, hasta que lo somos.
Es posible que, durante el embarazo, pienses que las cosas no van a cambiar y que todo seguirá siendo igual pero, cuando te conviertes en mamá, sobre todo por primera vez, es cuando pasas a ser consciente de todo ha cambiado. Nuestra vida ha cambiado.
Las redes sociales, la televisión y el mundo de la moda, se empeña en enseñar una maternidad que no es real y que no representa las madres reales. Representa a un sector de la sociedad a la que pocos pertenecemos o queremos pertecener.
Todas estás imágenes y textos de maternidades idílicas con noches de 8 horas de sueño y niños que no lloran, hace que muchas mujeres se visualicen saliendo del hospital sin ojeras, bien maquilladas y peinadas. Que piensen que los 20 días estaremos perfectas físicamente y que al poco, podremos recuperar nuestra vida social anterior.
Para mi la maternidad consciente empieza en el momento en el que eres consciente de que te has convertido en madre y que tu vida ha cambiado.
Por eso, considero la consciencia como un punto de partida para adaptarte a esa nueva vida en la que cambias por dentro y por fuera, cambia tu entorno, cambia tu casa y como os decía antes, cambia tu día a día.
Algo muy importante dentro de la maternidad consciente es la toma de decisiones. Ya que, tomar decisiones de forma consciente, implica tener en nuestra mano muchas alternativas relacionadas con la maternidad y la crianza para poder decidir como queremos criar y educar a nuestros hijos.
En definitiva, como queremos que sea nuestra maternidad real.
Al ser conscientes de que nos hemos convertido en madres, seremos conscientes de que vamos a empezar a cuidar de un bebé y que por supuesto, vamos a tener dudas, vamos a tener muchas preguntas, vamos a dormir pocas horas, vamos a poner más lavadoras pero lo importante de esta toma de conciencia, es que vamos a estar preparadas para todos cambios.
Si somos conscientes de ello, viviremos todos estos cambios como un aprendizaje, como un reto. Por el contrario, si no, lo podremos incluso vivir como un fracaso o como algo aburrido o triste.
todo esto no lo viviremos como un fracaso como tristeza lo viviremos como parte de nuestra nueva vida como madres como parte de nuestra maternidad real y por lo tanto nos adaptaremos a todos nuestros cambios.
En muchas ocasiones la maternidad consciente se asocia a la crianza respetuosa.
Y es que, cuando eres consciente de las necesidades de tu bebé, tanto emocionales como físicas o de higiene, es imposible que la palabra respeto, no aparezca.
A mi, hay algo que me viene muy bien para ser consciente de mi maternidad y es, pensar en mi infancia.
Mi padre murió cuando yo tenía 10 años pero sigo recordando sus paseos, los domingos patinando, la bolsa de dulces que me compraba de vez en cuando. Sigo recordándole arreglándome la bici o paseando por el campo en el pueblo.
Soy consciente de que todos estos recuerdos forman parte de mi y que soy la persona que ahora soy, gracias a lo que fui de pequeña.
Yo crecí feliz con mi familia, en un ambiente sano y enriquecedor. En un ambiente lleno de amor y soy consciente de que, quiero exactamente lo mismo para mis hijos.
Si somos conscientes de que estás pequeñas personitas que estamos criando, que están en nuestras manos, van a ser los adultos del futuro, seremos consciente de que necesitamos una sociedad llena de amor, de empatía, de respeto, de valores, de esencia y nosotros, tenemos ese papel entre las manos.
La maternidad consciente no implica que todo vaya a ser un camino de rosas e idílico. Implica que vamos a asumir que van a haber momentos buenos y también los van a haber malos.
Implica que en ocasiones nos reiremos y que otras, lloraremos.
Ser una madre consciente lleva asociado que no vamos a encajar en todas partes, ni como madre ni como mujeres y que una vez lo tengamos claro, nosotras seremos las que no queramos encajar.
Os quiero abrir un poco mi corazón y contaros algo de lo que he sido consciente hace poco. Siempre me ha costado aceptar muchísimo sentirme rechazada, sentirme que no por formo parte de un grupo o sentirme que no encajo en un lugar. Siempre me ha costado porque, pensaba que esto, me hacía ser menos y me hacía sentirme muy pequeñita.
Mucho más lejos de la realidad, simplemente ahora soy consciente de que, ni esos son mis lugares, ni son mi tribu.
Cuando te conviertes en madre, la necesidad de tribu es fundamental pero saber que no con todas las tribus vas a encajar, también.
No quiero terminar el post sin hablarte del Club Slow Mothers. Un Club formado por mujeres y madres como tu y como yo.
Madres con dudas, con miedos, con ganas de compartir alegrías, con ganas de sentir y de vivir esta nueva vida de mujer como madre con su esencia y sus valores.
Si has llegado hasta aquí y algo de lo que has leído ha resonado contigo, es muy probable que tú también seas una madre consciente o quieras convertirte en una madre consciente.
Por eso, te invito a que visites la página del Club Slow Mothers. Un club pensado para madres y mujeres que quieren una comunidad, que necesitan herramientas y tribu para conseguir su maternidad real.
¿Te unes a nosotras?